lunes, 16 de agosto de 2010

Album de fotos






Así pues, damas y caballeros, puede que, en cierto modo, Haffner fuera alguien ilustre. Puede que fuera un héroe épico. Y si Haffner era un héroe, entonces su cartera, con sus arrugadas fotografías, era su mudo mausoleo. ¡Échenle un vistazo! Haffner en Roma, precariamente coronado junto a la curva del Coliseo, y con un meduseo plato de espaguetis delante; Haffner y Livia en una fiesta en los jardines del palacio de Buckingham, intentando sonreír mientras esperaban que el sombrero de Livia –un montón de flores encima de un plato- no saliera volando; el nieto de Haffner, Benjamin, a los cuatro años, con una gorra de béisbol de los Yankees, meando con angelical abandono –cual estatua renacentista que hubiera cobrado vida- en los jardines de una casa de campo.
Como dice el viejo maestro, todos los álbumes de fotos son tristes, cada uno a su manera.





Foto: 
Robert Adams 



Texto:
Adam Thirlwell
La huida





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