En nuestros mejores días
hay algo que se nos escapa
y que nunca se revela.
Es una ligereza especial,
como de inicio de borrachera,
como de vuelo sobre una playa
durante un sueño azulado.
Y no lo llamemos felicidad
ni plenitud ni nada.
La gracia no tiene nombre,
ni debe nombrarse.
Foto 1:
Nan Goldin
Foto 2:
Olivier Bourgoin
Poema:
Rafael Argullol
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