miércoles, 14 de julio de 2010

El que la recibió







Y el que la recibió, o que apareció como fortuitamente, en la puerta de su enorme casa de hormigón, en una intensidad de luz repentinamente tan fuerte que su cuerpo vestido de claro parecía producirla y despedirla, él mismo, ese hombre que permanecía allí, pequeñazo, pesado, difundiendo un resplandor blanco como una luz de neón, ese hombre aparecido en el umbral de su desmesurada casa no tenía nada, se dijo enseguida Norah, de su soberbia, de su estatura, de su juventud antes tan misteriosamente inmutable que parecía imperecedera.




Foto: 
Jed Devine



Texto: 
Marie NDiaye
Tres mujeres fuertes





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