martes, 16 de noviembre de 2010

Última empresa






Las ideas las tenía yo, ella las ponía en práctica. en general a mí las ideas se me ocurrían cuando espantaba recuerdos o cuando sentado a mi escritorio de ideas jugueteaba con la réplica del puñal de Sandokán o miraba arder el fuego en la salamandra o miraba el cielo a través de la ventana. Yo hubiera querido, y se lo dije a ella muchas veces, que todas las ideas hubieran sido sometidas a un control estricto de calidad. Yo quería tirarlas sobre el escritorio de ideas, abordarlas por los cuatro costados, ver hasta dónde resistían, hasta dónde eran viables y después hasta dónde eran redituables. Pero ella las ponía en práctica enseguida. Así era ella.





Foto:
Jan Parik


Texto:
Isidoro Blaistein
Cerrado por melancolía




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