Hacía un tiempo fantástico. Holanda mostraba su cara más amable aquel agosto de 1989. Groninga nos había recibido con los brazos abiertos y ahora disfrutabamos decorando la casa de alquiler en Beijum, un nuevo barrio en la periferia de la ciudad con abundantes viviendas de enormes cristaleras a ambos lados. Habíamos elegido una casa con vistas a los prados y a las lejanas torres de la iglesia del vecino pueblo. Mientras se aproximaba el invierno, yo observaba desde el salón a los blancos cisnes merodeando por los prados. Se respiraba una paz y una tranquilidad absolutas. Me sentía feliz y segura con mi pequeña familia. Con la llegada a Holanda puse punto y final a mi pasado, dando or concluidos los turbulentos años de mi juventud. Con casi treinta años, la vida ya me había regalado muchas experiencias.
Texto:
Farah Karimi
El secreto del fuego
Foto:
Masao Yamamoto
Texto:
Farah Karimi
El secreto del fuego
Foto:
Masao Yamamoto
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