Todavía llevaban pantalón corto ese año, aún no fumábamos, entre todos los deportes preferían el futbol y estábamos aprendiendo a correr olas, a zambullirnos desde el segundo trampolín del Terrazas, y eran traviesos, lampiños, curiosos, muy ágiles, voraces. Ese año cuando Cuellar entró al colegio Champagnat.
Texto:
Mario Vargas LLosa
Fotos:
Xavier Miserachs
Fotos:
Xavier Miserachs
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