miércoles, 30 de marzo de 2011

Realidad doméstica



Siempre he sentido una enorme curiosidad por el interior de las cosas, saber qué pasa en el interior de los objetos cuando funcionan, intentar ver como el mecanismo opera y da un resultado, asimilar cómo se producen y generan las operaciones de los objetos. La curiosidad es la culpable de esa necesidad infantil de desmontar los objetos, de intentar observar las situaciones que se producen dentro. Las tripas de las máquinas, los engranajes, los movimientos, las relaciones espaciales.





Esta manía de no conformarme con el aspecto exterior es quizás la responsable de algunos problemas que me persiguen desde la infancia. Esos juguetes desmontados cuando ya no me conformaba sólo con su aspecto exterior, el reloj de mi hermano destripado y que una vez montado nunca volvió a funcionar correctamente, son sólo ejemplos de los problemas que puede causar este exceso de curiosidad interior.





A esta serie de fotografías que presento la he denominado La cocina interior. Pretende mostrarnos otro lado de una realidad doméstica. Son fotografías tomadas desde el interior de los aparatos de mi cocina que contribuyen a darnos otra visión de lo cotidiano. Para obtener estas imágenes he recurrido a una diminuta cámara estenopeica. Esta cámara tiene unas características que la hacen especial. Por un lado, su pequeño tamaño hace de ella un excelente objeto de exploración, me gusta comparar esta cámara con los objetos de exploración médica del interior del ser humano. Por otro lado, para obtener una imagen correcta es necesario emplear largos tiempos de exposición. No se trata de tomas instantáneas sino todo lo contrario.






Las imágenes descubren y magnifican un espacio doméstico ignorado y menospreciado. El interior del lavavajillas se convierte en un espacio galáctico, el tambor de la lavadora se transforma en una enorme bóveda metálica, aparecen elementos arquitectónicos en los objetos de uso diario. Se magnifican los objetos más comunes que aparecen como gigantescos espacios, como lugares desconocidos y extraños.





Foto y textos:
Enrique Corrales


1 comentario:

Anónimo dijo...

El blog es maravilloso. Nutritivo. Propiciador de emociones que son eco y voz propia al mismo tiempo. Quise indagar sobre la persona que tan bien hilvana palabras e imágenes, pero sólo encontré un discreto anonimato (espero haber sabido buscar). Los links tampoco tienen desperdicio . Gracias por todo esto.