
Cuando era pequeña las fotografías de mi familia me fascinaban. Sentía curiosidad por el paso del tiempo, miraba las imágenes de mi abuela a la que yo había conocido ya como una señora mayor. También me sumergí en una especie de viaje viendo las fotografías del servicio militar de mi padre.

Mi interés en la gente, dentro del contexto de mis imágenes, ha sido la expresión central del mundo en el que habito. Habitualmente trabajo en la periferia, encuentro gente muy especial en estos espacios.


Dulce Nada llegó al final de mi estancia en Turquía, donde vivía y trabajaba. Estuve viviendo allí casi cinco años, y surgió justo cuando decidí volver a Inglaterra. Había viajado mucho por todo el país y lo que realmente me llamó la atención y capturó mi imaginación fueron los escolares con sus uniformes azules. Quise ofrecerles un pequeño espacio de importancia para que ellos tuvieran su momento delante de una cámara, para que tuvieran un retrato.

No consistió sólo en llegar y hacer las fotos, tuve que pedir permiso a las escuelas para llevarlo a cabo. También fue necesario conseguir el permiso a nivel local, lo que significaron dos o tres firmas más.

Fotos y texto:
Vanesa Winship
Vanesa Winship
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