
Cecilia Camarasa, la de la casa de fotos Miradas, se vino a la Villa con lo que pudo rescatar de un matrimonio infeliz con un actor secundario de teleteatro, jugador y putañero. No habían sido tanto las deudas de juego acumuladas las que socavaron la pareja contaba, como la saga de infidelidades que el tipo enhebraba al infinito. Así fue que se vino a la Villa, con unos pesos que pudo rescatar de la debacle y un hijo de cinco, Tomasito, con una disfunción, porque era medio sordomudo. Le costó empezar una existencia nueva en un lugar desconocido. De entrada, como hacemos siempre, nos dedicamos a observarla, a ver cuanto iba a aguantar sola (…). No obstante, se la aguantó.
Foto:
Fernando Durán
Texto:
Guillermo Sacomano
Gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario