
El fotógrafo jamás puede dudar en el momento del disparo.


No he tenido nunca problemas con la gente que fotografiaba, he tenido la intuición, sabía cuando pedirlo y cuando no.


Al hacer una fotografía tenemos tantas posibilidades, puntos de vista y situaciones, que el mero hecho de escoger ya es una creación.


Lo relevante está en la mirada del fotógrafo, en hacer sencillo y directo el impulso de fotografiar; en restar en vez de sumar, en mirar de frente, encuadrar desde la cintura, disparar desde el corazón, en estar dotado de curiosidad y empatía por todo lo humano.


Me di cuenta que estaba siendo testigo de cosas que desaparecerían rápidamente, lo presentía; al cabo de cinco años ya no habría podido hacer esas fotografías.

Fotos y texto:
Francesc Català-Roca
No hay comentarios:
Publicar un comentario