domingo, 23 de noviembre de 2014

Mujeres encarceladas











Comencé a fotografiar a las mujeres encarceladas en 1989. Durante diez años me centré en delitos comunes en prisiones, centros de detención y penitenciarías, en países de Europa, Europa del Este y en Estados Unidos incluido el corredor de la muerte. La curiosidad fue el principal motivo. La sorpresa, el choque y el estupor tomaron protagonismo. La rabia me invadió. 









 





Desde el principio, la inmensa falta de afecto de las prisioneras me impresionó. Habían sido arrestadas no solo por ignorancia, pobreza o familias desestructuradas, que era el motivo común en las detenidas, sino también por años de abusos físicos y sexuales ejercidos en ellas por los hombres. Casi siempre estas mujeres cargaban con una pena por actos que había cometido un hombre o por delitos que ellas nunca cometieron solas. La política que se llevaba a cabo en estas prisiones consistía más en humillar que en rehabilitar.




















Un gran porcentaje de mujeres detenidas lo son por delitos no violentos. ¿Es necesario meterlas en prisión?. Una vez encarceladas tienen menos suerte para salir que los hombres, los programas de formación y las posibilidades de trabajo son muy limitadas. Por cada mujer que acepta participar en un trabajo hay cientos que lo rechazan, piensan en las represalias de la gente del exterior o de los guardianes si dicen la verdad. La vergüenza impide que muchas mujeres hablen, en otras es el miedo, para la gran mayoría todo lo vivido entre rejas se reduce al silencio.
 


 










Fotos y texto:
Jane Evelyn Atwood



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