miércoles, 28 de enero de 2015

Memoria y Mutación






El universo, incómodo, se expande

y, aun a sabiendas de la muerte, 

no ha alterado su rumbo el peregrino.

Tal vez una mañana, bajo el árido cielo,

verá alzarse, de pronto, como por milagro, 

un torbellino insólito. ¿Sabrá

reconocer el vértigo que esconde

la ecuación de la noche bajo las estrellas?

¿Cómo no oír la música callada

que precede a un latido a punto de apagarse?

Porque las cicatrices ya no duelen; tan

sólo perduran como testimonio,

sin fundamento y sin melancolía,

de esa vieja costumbre que define el

amor.



 

Foto:
Alberto García-Alix


Poema:
Jenaro Talens


Libro:
Lo que los ojos
tienen que decir



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