Sólo veo la luz a través de la cámara. Es una película de crímenes y todo debía estar a la luz casi quemando, así es como he potenciado a los asesinos en entornos amigables. Un contraste amenazante,
que se traba a la perfección con el espacio sonoro. Tampoco hay rastro
de luz de luna en La isla mínima, por la noche sólo vemos gracias a las
luces de los faros. No hay efectos sobre la incidencia de la luna en los
rostros de los personajes, todo es mucho más cerrado. La receta:
“Noches oscuras, interiores en penumbra y exteriores luminosos”.
Trato de ser siempre coherente con la luz. Que la luz no se note mucho, que sea natural y que cuente
lo más posible. Ese equilibrio es difícil de lograr, el de contar con
la luz y el trabajo de cámara. La luz cuenta. Que sea bonita cuando
toque y fea cuando deba serlo.
Texto:
Alex Catalán
Fotogramas:
La Isla Mínima
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