Sólo quien busca
sabe que hay días
de inmensa paz desierta; por las calles
la luz pasa dividida en dos;
la luz que se posa en las paredes frías,
la que oscila dibujando estrías
en los cuerpos ascendentes como lunas
suspendidas, vagas, lejanas, desnudas,
ajenas, recortadas y sombrías.
Y nada coexiste. Ningún gesto
corresponde a otro; ninguna mirada
perfora la placidez como de incesto
que otorga buscar en vano; en vano despunta
la soledad sin fin, sin nombre alguno,
de no encontrar siquiera lo que encuentras.
de inmensa paz desierta; por las calles
la luz pasa dividida en dos;
la luz que se posa en las paredes frías,
la que oscila dibujando estrías
en los cuerpos ascendentes como lunas
suspendidas, vagas, lejanas, desnudas,
ajenas, recortadas y sombrías.
Y nada coexiste. Ningún gesto
corresponde a otro; ninguna mirada
perfora la placidez como de incesto
que otorga buscar en vano; en vano despunta
la soledad sin fin, sin nombre alguno,
de no encontrar siquiera lo que encuentras.
Fotos:
Álvaro Cálvo
Poema:
Jorge de Sena
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