El jardín de los senderos que se bifurcan es una imagen
incompleta, pero no falsa, del universo tal como lo concebía Ts'ui Pên. A
diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo
uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente
y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de
tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran,
abarca todas la posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en
algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En
éste, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro,
usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas
mismas palabras, pero soy un error, un fantasma.
Fotos:
Vivian Lembo
Texto:
Jorge Luis Borges
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