jueves, 9 de noviembre de 2017

El hombre que se fotografiaba a sí mismo














Vida y arte se convierten en una unidad en este artista cuya vida dedicó a la búsqueda de sí mismo. La cámara se convirtió en su propia prolongación, y los protagonistas de sus imágenes en símbolo de su existencia. “Fotografío para detenerlo todo.  Mi obra podría ser un tipo de venganza contra el drama de vivir”.
























Gozó de reconocimiento y fue muy conocido en los 70 y 80. En 1992 se cayó y sufrió una conmoción cerebral que le mantuvo en coma durante veinte años. Su obra desde su accidente hasta su muerte no tuvo visibilidad. Su sobrino se hizo cargo y subsanó el limbo en el que había permanecido la obra impidiendo su exhibición. 



















Consideraba a los artistas seres egocéntricos. De ahí la importancia del autorretrato. Su actitud influida por la tradición familiar y su carácter innovador marcaron su obra. Entre dualidades: la melancolía y el humor, en ocasiones cínico; la fotografía y la performance. Radical en muchos aspectos, también manipuló sus imágenes con tinta y pintura, colaborando en gran medida a expandir el concepto de la fotografía. Sin su cámara nunca fue capaz de ver.






















Fotos:
Masahisa Fukase


Texto:
Gloria Crespo Maclennan





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