Este
proyecto se basa en el desgaste que el tiempo produce en la memoria. Para mí,
evocar es más importante que identificar. Prefiero las sugerencias a las
definiciones. Las fotografías actúan como un diario visual sobre los momentos
perdidos de nuestros seres queridos. Tratan
de encontrar una manifestación física para la sustancia volátil de los
recuerdos. Percibo el mundo de los recuerdos como un lugar misterioso. El trabajo
parece envuelto en un aura de misterio, tragedia y una melancolía borrosa que
inunda las imágenes. No es importante ser traducible o transparente porque la
opacidad es un valor agregado.
Las
caras fantasmagóricas son como espectros invocados en una sesión de
espiritismo. Contemplan el pasado y enfrentan la brevedad efímera del presente.
El tiempo y la memoria se han convertido en un lugar privilegiado para la
investigación. Empiezo desde un punto de vista individual, la historia se
revela lentamente, como saliendo de las páginas de un álbum familiar. Lo que
olvidamos es tan importante como lo que recordamos.
Fotos y texto:
Rafael Tanaka Monzo
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