Aunque existe una voluntad
política y social real, la verdad es que hay cosas que parecen no tener vuelta
atrás, como decidir comprar por internet o ir a la tienda local. Los datos son
demoledores. La actitud de luchar queda relegada a la resistencia, a apostar a
sabiendas de las dificultades y de la inercia que lleva este asunto. Debemos de ser conscientes: perdemos nuestros
pueblos sin remedio y a toda velocidad. Como estos sucesos no pasan en un
periodo corto, perdemos la perspectiva de lo que ocurre, hasta que las próximas
generaciones se encuentren con el verdadero abandono, con un pueblo en ruinas.
Esta
serie no es el un trabajo de un día, sino de años. Obsesivo e intenso. Todas
las piezas son en blanco y negro, salvo una. Mi visión y mi percepción son
pesimistas. La exposición trata de la despoblación, y esa es la situación que
percibo en Jabaloyas, un lugar donde encuentro momentos
para fotografiar por placer y no por dinero. Mi trabajo procede del dolor, de
la emoción, de la pérdida. Cuando
algo está en las últimas, tenemos la opción de claudicar, asumir que es
inevitable y comprender que todo tiene su principio y su fin. Dejar que suceda
y naturalizar la realidad. O también está la opción de intentarlo, planteado
como un gran reto, y apostar por el factor humano.
Fotos y texto:
Patxi Díaz
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