lunes, 16 de noviembre de 2009

Nunca fui a la universidad


 



Querida Cecily… ¡Y que lo aspen al viejo señor Martin! Dile que soy tan poco estudiosa que nunca fui a la universidad. Lo único que pasa es que tengo un gusto muy especial por los libros, gracias a un profesor de Cambridge llamado Quiller-Couch (yo lo llamo Q), con uno de cuyos libros fui a dar en una biblioteca cuando tenía yo diecisiete años. Y mi aspecto es casi tan elegante como el de una mendiga de Broadway. Visto jerséis apolillados y pantalones de lana, porque donde vivo no encienden la calefacción durante el día. Es una casa de cinco pisos de ladrillo oscuro; todos los demás inquilinos salen para el trabajo a las 9 de la mañana y no regresan hasta las 6…, ¿por qué va a calentar el propietario todo el edificio por una simple lectora/escritora de guiones, que trabaja en casa en la planta baja? (…) Escríbeme, por favor, y cuéntame cosas de Londres. Vivo esperando el día en que pueda bajar del ferry y sentir bajo mis pies sus sucias aceras. Quiero ir caminando hasta Berkeley Square, bajar luego por Wimpole Street, estar un rato en el interior de la catedral de San Pablo, donde predicaba John Donne, sentarme en el escalón donde Isabel se sentó cuando se negó a entrar en la Torre, y cosas así. Un periodista que conozco, que estuvo destinado en Londres durante la guerra, dice que los turistas viajan a Inglaterra con ideas preconcebidas y que por eso encuentran exactamente lo que buscan. Yo le expliqué que me gustaría ir en busca de la Inglaterra de la literatura inglesa, y me respondió: “Pues está allí, sí.” Saludos de Helen Hanff.




Foto:
Alec Bolton


Texto: 
Helen Hanff
84, Charing Cross Road



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