Me vienen a la memoria estos recuerdos al pensar en la reacción de Samuel ayer, mientras veíamos viejos álbumes de fotos. Como el lunes él y yo iremos a vivir a Nueva York, creí que sería buena idea enseñar a mi hijo un par de imágenes en las que aparecemos Eva y yo en la ciudad estadounidense cuando él aún no había nacido. Una antigua fotografía del skyline de Manhattan cubierto por la bruma le gustó mucho, y quiso saber si podría subir al último piso de las Torres Gemelas, que se elevaban por encima de los demás edificios.
-No- le dije.
Cuando le expliqué lo que había sucedido el 11 de septiembre de 2001, Samuel se mostró contrariado porque, según él, las fotografías confunden las cosas que existen y las que no existen. No sabe cuánta razón tiene. Las fotografías lo confunden todo, la felicidad y la infelicidad, incluso a los vivos y a los muertos. Quizás fue ése el motivo por el que me pidió que esta vez no lleve mi cámara a Nueva York.
Texto:
Hilario J. Rodriguez
Hilario J. Rodriguez
El otro Mundo
Foto:
Moholy-Nagy
Moholy-Nagy
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