sábado, 12 de diciembre de 2009

Campanas del templo






 

Era 29 de diciembre. Viajaba a Kioto con el propósito de escuchar las campanas que señalaban el comienzo del nuevo año.
¿Cuántos años hacía que escuchaba el tañido de aquellas campanas por radio? ¿Cuánto hacía que se habían iniciado esas retransmisiones? Probablemente las había escuchado todos los años desde que comenzaran y también había escuchado los comentarios de los diversos locutores que anunciaban el sonido de famosas campanas de los templos más antiguos del país. Durante la retransmisión, un año expiraba para dejar paso a otro, de modo que los comentarios tendían a ser floridos y sentimentales. El tañido profundo de una enorme campana de templo budista resonaba con largos intervalos y la prolongada reverberación traía a la conciencia el Japón de antaño y el tiempo transcurrido. Primero eran las campanas de los templos del norte, luego las de Kiushu; pero todas las vísperas del Año Nuevo concluían con las de Kioto. Eran tantos los templos de Kioto que a veces la radio transmitía los sones entremezclados de cientos de campanas diferentes. A medianoche, su esposa y su hija estaban todavía en pleno trajín, preparando manjares en la cocina, ordenando la casa o quizá, disponiendo sus quimonos y arreglando las flores. Oki se sentaba en el comedor y escuchaba la radio. Cuando sonaban las campanas hacía un repaso del año que concluía. Siempre le resultaba una experiencia inquietante. Algunos años la emoción era violenta y dolorosa. A veces se sentía abrumado por la pesadumbre y los remordimientos.




Texto:
Yasunari Kawabata
Lo bello y lo triste


Foto:
Kalimotxo.es



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