domingo, 27 de diciembre de 2009

Marcelo o el derecho a elegir







El domingo siguiente, por la mañana temprano, Marcelo llamó a la puerta. Llevaba una camisa negra limpia y recién planchada. Su pelo estaba cuidadosamente peinado. Se había afeitado. "Ha llegado el momento", me dijo, "de fotografiar el busto. ¡Hasta aquí!" Indicó su cintura con una mano. Por debajo de esta línea escogida llevaba puestos sus pantalones de trabajo y sus botas cubiertas de estiércol. Fuese domingo o no, todavía tenía cincuenta vacas de las que cuidar. Se colocó en medio de la cocina y se concentró en la cámara que le iba a retratar.
Cuando vio este retrato, en el que lo había elegido todo él mismo, dijo con cierto alivio: "Y ahora mis bisnietos sabrán qué clase de hombre fui".




Foto:
Jean Mohr


Texto:
John Berger
Otra manera de contar





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