martes, 19 de abril de 2011

Historias






De pequeña me asombraba la fotografía con su extraño silencio. Encontré una de mi abuelo y me imaginaba todo tipo de historias alrededor de su rostro. Era mi héroe. Más tarde me enteré de cosas que derrumbaron el mito. Igual fue éste el origen de lo que hice más tarde cuando comencé a trabajar con la realidad aparente de una foto para contar mis propias historias.







Tenía que hacer carteles de obras de teatro, que aún no se habían estrenado y fue a partir de ahí cuando empecé a interesarme en la relación entre cuerpo y tiempo de una forma más espacial, saqué de mi mochila el montón de fotos que había ido tomando a grupos teatrales y el póster quedó tan estupendo que todas las compañías de cómicos querían ser captados por mi cámara.







La mayor parte de mi trabajo está relacionada con mi entorno. La gente que llegó a Holanda no vino y se asentó sin más; tuvimos que construir el espacio alrededor nuestro, porque el agua nos rodea. Hemos adoptado el paisaje a nuestras necesidades. Con mis fotos intento recrear mis impresiones sobre algunos paisajes. Son metáforas de esas sensaciones.








Inconscientemente siempre doy a mis fotos una dimensión de peligro. Algo que es, está y puede perderse para siempre.







Coreógrafos como Pina Bausch o Jan Fabre han tenido una influencia muy importante sobre mi trabajo. Ellos me enseñaron cómo el cuerpo es un medio de expresión. Son historias sin final, las cuento para que el espectador pueda inventar las suyas.







Fotos y texto:
Ellen Kooi


No hay comentarios: