Sé la noche y
tiéndeme tu mano,
canción de
cuna,
melodía de
ojos nuevos,
lunas,
perfumados
párpados
de contenida
amargura.
Sé la noche
en este marzo malherido;
siénteme
necesario,
requiéreme luminoso,
incólume,
y suéñame
último,
desnudo,
prendido al frágil talle de
tu olvido.
Sé la noche
desesperada tejida
en rojos
hilos marginales,
infinito afán
de labios esculpidos,
extravío,
dolor absuelto
en la penumbra
de un deseo,
en el telúrico desorden de
tu pelo.
Sé mi noche
en lo abstracto de los
besos.
¡Sé la noche
en mi absurdo imaginario!
Foto y poema:
Manuel
Sonseca
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