miércoles, 4 de noviembre de 2015

Silencios







Silencios
Lo que no se dice
nos pellizca los párpados,
y tenemos que cerrar los ojos
para que no eche las ramas ahí afuera.


Lo que callamos
extiende sus raíces por las venas,
tan real y corpóreo
como el soplido que aviva el incendio.











Lo que no te digo, lo que tú callas,
permanece viajando entre la piel y la carne
en un murmullo de erizos.


Y algunas veces
crecen tanto sus tallos,
que se nos acaba desbordando 

una insurrección de flores mudas
desde las yemas de los dedos.











Foto 1:
Clay Lipsky

Foto 2:
Ananda Van der Pluijm

Foto 3:
Albin Millot


Poema:
Charo de La Varga




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