domingo, 11 de diciembre de 2016

Una conversación a medianoche







Esta conversación que mantenemos
los dos en el jardín a medianoche
-mientras el pueblo duerme en el sueño de oro
de sus piedras-
es infinita.
Porque infinito es el firmamento
que nos respira
desde los álamos,
desde la soledad del peregrino
que pasa como un lobo
junto al heno de los establos,
hacia el aroma de los montes.











¿Y qué es la infinitud
en nosotros?
Acaso estas ansias que nos dicen
que, ya antes de nacer, pertenecimos
a una noche o a una luz eternas.
Pero ahora ¿qué va a ser
de nuestros cuerpos,
qué de las manos, qué
de los labios y los ojos,
pues desde que nacimos aprendieron
a amar la belleza, a seguir,
las leves huellas
de lo infinito?
Tras ellas seguirán
nuestras ansias
hasta que un día cerremos los ojos.











Noche: aliéntanos, respíranos,
mantennos a la espera
de lo hondo sublime,
                     extravíanos
y que sólo seamos
música de la fuente que murmura
allá en los jardines
del firmamento:
música
de tu música.








Foto 1:
Adams

Foto 2:
Catherine Merdy

Foto 3:
Christopher Schneiter



Poema:
Antonio Colinas




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