La memoria es un órgano ficticio
con debilidad por las ficciones.
La memoria necesita contarse mentiras a sí misma.
Y nosotros necesitamos ponerles un nombre.
Unas veces las llamamos vida;
otras, en cambio, sólo recuerdos.
Según el día.
Eso sí, tanto si la dosis de engaño
nos hace soñar
o simplemente dormir,
llega un momento en que nos damos cuenta
de que el pasado
ya no tiene nada que ver con nosotros.
Fotos:
Christine Drouillard
Poema:
Jose
María Cumbreño
No hay comentarios:
Publicar un comentario